jueves, 16 de septiembre de 2010

Una mejor educación para una mejor sociedad


Esta fotografía fue tomada por Ignacio Marqué, un ingeniero agrónomo de 26 años, que dedicó los últimos cuatro meses de su vida a recorrer los caminos desde Ushuaia hasta La Quiaca en bicicleta, atravesando 12 provincias.

Pero este viaje, a diferencia de otros que había realizado por América latina, tuvo algunos condimentos extras. Quiso unir a 15 escuelas rurales de las diferentes provincias a través de un lazo solidario y cultural a lo largo de la ruta nacional 40 y de la quebrada de Humahuaca. En cada parada recolectaron saberes, leyendas, anécdotas y cuentos de los alumnos que hoy están volcando en una revista, que una vez editada será repartida entre las escuelas visitadas y todo aquel que quiera enterarse de la realidad en la que viven estas comunidades.

Esta foto me recordó un discurso dado para el Bicentenario de la Revolución de Mayo por una maestra llamada Adriana que trabaja en una escuela nocturna en la capital federal, provincia de Buenos Aires y es increíble como los deseos de mejoras en la educación y como sociedad se extienden alrededor de este hermoso país.

La acción de Ignacio Marquez como el discurso de Adriana me conmovió mucho y quiero compartirlo con ustedes.

“La celebración del Bicentenario de la Revolución de Mayo de 1810, nos brinda la posibilidad de representarnos como sociedad.

Reabre las puertas de nuestra historia y nos invita a mirarnos en ese espejo que somos nosotros mismos.

Esta fecha tan importante nos encuentra celebrando 200 años de una historia común, tan contradictoria como nosotros mismos, tan rica como nosotros mismos, tan apasionante como nuestra gente.

Somos honestos y deshonesto, alegres y tristes, solidarios y egoístas, trabajadores y chantas. Más pasionales que racionales. Favaloro, Maradona.

Dejamos ver nuestros avances, nuestras luchas, nuestros sentidos y sinsentidos.

La conmemoración del bicentenario de la revolución de mayo constituye para la sociedad argentina una oportunidad de celebración y de encuentro, y al mismo tiempo impulsa un proceso de reflexión crítica a modo de un balance de casa al futuro, en la construcción de una sociedad con memoria, con trabajo sin pobreza, sin corrupción, sin inseguridad, sin asesinatos ni desaparecidos.

Una sociedad con ideales, con ese ideal patriótico que como educadores aún sentimos.

Quiero ser argentina y reconocerme mirando el pasado, mirando la gente que levanto este país de toda clase y color, quiero ver a mi Argentina floreciente, quiero gobernantes honestos, quiero ver los chicos en las escuelas, no pidiendo limosna, quiero para todos nosotros un futuro mas digno, un país mas estable. Quiero la construcción de una sociedad cada vez mas justa para todos”.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

La Hambruna


A mediados de marzo de 1993 Kevin Carter viajó a Sudán para hacer un reportaje sobre la hambruna de ese país en un avión que trasportaba alimentos para la población. En el poblado de Ayod, Carter haría la fotografía que le cambiaría la vida.

Puesto que era la primera vez que veía una situación real de hambruna, hizo muchas fotos de niños hambrientos. Carter comenzó a tomar fotografías de niños en el suelo, como llorando, que no se publicaron. Los padres de los niños estaban ocupados recogiendo la comida del avión, por lo que se habían desentendido de momento de ellos. Esta era la situación de la niña de la foto hecha por Carter.

Una niña desnutrida postrada en el suelo y un buitre acercándose. Un bombazo, debió pensar Carter, que tuvo la sangre fría para no dejarse llevar por la emoción y esperó veinte minutos a que el carroñero abriera las alas para que la fotografía tuviera más impacto.

Al final no sucedió y Carter se tuvo que conformar con la fotografía que le llevaría a ganar el Pulitzer. A partir de ahí comenzó su calvario. Se dijeron entonces muchas cosas sobre la actuación de Carter; incluso se le ha llegado a comparar con el buitre, pero la realidad es bien distinta.

Sí, 16 meses después de aquella foto, la noche del 27 de julio de 1994, su autor, el sudafricano Kevin Carter, que venía de recoger el Premio Pulitzer en la Columbia University, conectó una goma al tubo de escape de su coche, dejó una confusa nota y se suicidó. Tenía 33 años.

jueves, 8 de julio de 2010

Palabras sentidas


Esta foto fue tomada por un fotógrafo español Ignacio Álvarez. Es la foto de su madre y se llama “Mamá te veo triste”. Creo que esta foto representa el sentimiento general de muchas personas en este momento alrededor del mundo. Personas sin esperanzas, sin fuerza, cansadas, preocupadas, tristes…

El año pasado una persona a quien quiero mucho me envío una carta en donde describía muy detalladamente como se sentía frente a la vida, y como la vida se imponía frente a ella. Me gustaría compartirla por ustedes y lograr justamente el objetivo de esta carta, mostrarles que no son ustedes solos y transmitir fuerza para seguir adelante y nunca darse por vencido.

“Este es un listado de todos los sentimientos que vengo pasando en mi vida. Tan dura, tan cruel, al mismo tiempo pienso que es sabia y que gracias a eso soy lo que soy. No me arrepiento de nada, sufro hasta el cansancio, lloro y siento profundamente, anhelo la felicidad, el amor eterno y audaz, el amor sólido, la responsabilidad, el compromiso y la confianza incondicional, los sueños mutuos, los proyectos concretados, la libertad de expresión corporal, la liberación de sentimientos ocultos y por demostrar, las ganas de luchar por el amor verdadero y puro. El deseo de sentirse cuidado, respetado, valorado. Saber que en algún momento de la vida el esfuerzo muchas veces sobrehumano vale la pena, sentir que los años de tu vida no pasan en vano, sentir que en algún momento llega la felicidad plena. Saber que cada lágrima derramada significa el doble de sonrisas, el doble de felicidad. Tener esperanzas para saber que todo valió la pena por algo, que en esta vida o en las que siguen se puede comprender el porque de muchas cosas. Entusiasmarse por creer que a los buenos le pasan cosas buenas, y los malos pagan por el dolor que ocasionaron.

Tengo miles de preguntas, miles de dudas que seguramente no llegue a aclarar, solo le pido a Dios que los que quedan puedan valorar el esfuerzo de la educación, el amor y la lucha constante por brindarle lo mejor. Que sepan que siendo buenas personas van a conseguir mucho mas que si no lo son, a pesar que en el camino de la vida se pregunten ¿porque a mi? ¡¿no lo merezco? !, pero de todo se aprende, de todo se saca algo que te va conduciendo al buen modo de ver las cosas y que a pesar de que muchas veces se siente que eso no llega, todavía me quedan muchos años y no pierdo las esperanzas.

Hoy vivo momentos difíciles, mañana seguramente también, pero no me voy a acostumbrar a eso, se que puedo revertirlo, se que se puede, por mas que cueste, tengo la confianza suficiente para saber que puedo salir adelante y concretar lo que muchos creen imposible, la felicidad plena, se que se puede, siento que se puede y si no, por lo menos se que lo intente incansablemente.

Espero que algún día alguien lea estas palabras, y que las comprenda con sabiduría, que las valore y que trate en lo posible de buscar su felicidad.

Supongo que en lo mas profundo de nuestro ser todos buscamos lo mismo: “ PAZ”

martes, 29 de junio de 2010

"La mano de Dios"


Mundial México 1986
Partido: Argentina Vs. Inglaterra.
Tras el primer tiempo, el partido aún estaba empatado. Maradona comenzaba a desequilibrar el encuentro, y cuando corría el minuto 6 del segundo tiempo llegó una de las jugadas más polémicas en la historia de los mundiales: Maradona tomó la pelota fuera del área y con la pierna izquierda se lo pasó, entre varios defensas ingleses, a su compañero Jorge Valdano, quien intentó llevarlo, pero el esférico fue interceptado y lanzado hacia atrás y hacia arriba por el defensor Steve Hodge.
Por la inercia de la jugada, Maradona había quedado en “offside”, pero al venir la pelota de un contrario fue correctamente habilitado. Ya dentro del área y con la pelota cayendo, Maradona fue en su búsqueda a la par del arquero Peter Shilton, 15 centímetros más alto que él. Shilton saltó adelantando su mano derecha, al mismo tiempo que Maradona lo hacía con el brazo izquierdo extendido. El puño del jugador argentino, cercano a su cabeza, golpeó antes el balón, que rodó hacia el arco. Maradona comenzó a festejar, mirando de reojo al árbitro y al juez de línea, y se relajó cuando el gol fue convalidado.
El árbitro Ali Bennaceur, de Túnez, cobró el gol, pero tras los reclamos de los jugadores británicos pidió consejo al juez de linea, quien convalidó el tanto.
En su biografía, Maradona expresó posteriormente:
“Ahora sí puedo contar lo que en aquel momento no podía, lo que en aquel momento definí como “La mano de Dios”... Qué mano de Dios, ¡fue la mano del Diego!
Fuente: Wikipedia, La enciclopedia libre.
Fotografia: Alejandro Ojeda Carbajal

sábado, 19 de junio de 2010

La caída del Muro de Berlín

Caída Muro de Berlín, 1989. Foto: Lionel Cironneau/AP

La división física de la ciudad se consumó en agosto de 1961 con la construcción de un muro comunista de separación, motivada por el hecho de que el régimen de la República Federal Alemana no podía frenar de otra manera la creciente corriente de fugitivos que querían desplazarse al otro lado de Berlín. Desde 1961 hasta 1989 Alemania estuvo separada. Lo difícil de esta creación de fronteras en un mismo país fue que mucha gente tuvo que separarse de sus familias, muchos tabajadores se quedaron sin empleo y sobre todo fueron instaurados sistemas sociales que separaron no sólo a los ciudadanos alemanes en su territorio, sino también en creencias, en afectos y en formas de vida.


En 1989, bajo la presión del mundo, el gobierno aceptó la apertura de fronteras y el derrumbamiento del Muro. Después de varias décadas muchas personas volvieron a ver a su familia, y pudieron por fin, salir de un país que les cerraba la libertad de tránsito.